lunes, 2 de septiembre de 2013

Los nombres de la Supercopa



Bayern Munich y Chelsea volvían a cruzarse por conseguir un título que inaguraba la temporada continental. Detrás de todo el picante que desprendía un duelo Mourinho- Guardiola se escondía la reedición de la final de Champions de hace dos campañas que dio el título a los ingleses en casa de los alemanes. Era la segunda final que perdía en tres años, pero lejos de bajar los ánimos el equipo se convenció de que debía ganar el título y así lo hizo la siguiente temporada, hecho por el cual disputaba esta final. El Chelsea lo hacía después de ganar una Europa League que no dejó un buen sabor de boca en la afición tras la eliminación de la Champions en fase de grupos.

Heynckes y Benítez fueron los ganadores de estas dos competiciones, pero los que debían jugarse el título eran otros bien distintos. La llegada de Guardiola y Mourinho a Alemania e Inglaterra supone uno de los principales puntos de atención de este año y sus duelos más todavía, pero ayer fue una final más de nombres que de entrenadores. A Guardiola y a Mourinho les queda mucho trabajo para inculcar sus conceptos a plantillas muy diferentes a las que tenían en anteriores experiencias.

Frank Ribery fue el hombre que decantó la eliminatoria para el Bayern, ya que se echó el equipo a su espalda cuando más estaba sufriendo, consiguiendo empatar el partido. El galardón conseguido un día antes como mejor jugador de Europa en la pasada temporada le ha dado la confianza necesaria para salvar a su equipo con acciones individuales. Se aprovechó de las subidas de Alaba para ocupar el carril exterior y de los traslados de balón de Kroos hasta su zona de partida. El resto lo hacía él solo combinando con Mandzukic o finalizando desde fuera del área.

Eden Hazard era el Ribery del Chelsea al partir desde la izquierda y venirse hacia adentro. Fue la gran estrella en ataque del equipo inglés ofreciendo vías de salida con conducciones individuales y creando mucho peligro sobre la defensa alemana. Dispuso de unos espacios que el belga supo explotar a la perfección con rápidas salidas acompañadas de desbordes que le permitían encontrarse rápidamente enfilando el área. Fue claro partícipe del primer gol en el que realiza además de una buena conducción un giro sobre Lahm que desequilibró la jugada y fue autor del segundo con otra jugada personal que finalizó desde fuera del área.

Petr Cech fue la principal oposición que encontró el Chelsea en las ocasiones que consiguió superar a la defensa. En la primera parte salvó un par de disparos lejanos que se convirtieron en el escaso peligro que generó el cuadro alemán. Durante la segunda la situación cambió y el Bayern comenzó a llegar mucho más siendo más verticales en su juego. Pero su gran momento llegó en la prórroga cuando el Bayern, con un jugador más, comenzó a enviar balones al área para buscar el remate. Ahí Cech se hizo imbatible bajo palos y salvó varios remates cerca de su portería, pero no pudo hacer nada para evitar el gol en el descuento de Javi Martínez. En los penaltis no pudo repetir la actuación de la final de Champions de hace dos años y no paró ningún penalti.

Javi Martínez le ofreció mayor solidez y control del juego al Bayern desde su entrada. Con él en el centro del campo Kroos pudo aparecer más arriba para conectar con Ribery y Lahm pudo aparecer en la derecha para dar profundidad también a esa banda. En el centro del campo Javi necesitó menos ayudas y comenzó a ganar los balones aéreos con los que el Chelsea salía fácil. Con aperturas a las bandas consiguió dar fluidez al balón. En la prórroga Guardiola le situó en la delantera para rematar centros laterales aprovechando su presencia y acabó forzando el empate, aunque para ello no necesitara la cabeza.

Dante volvió a demostrar su irregularidad, al igual que Neuer, en una final cometiendo errores muy graves que pudieron costar el título. Continuó sufriendo al salir desde atrás con el balón jugado, como viene haciéndolo en este comienzo de temporada, pero sobre todo generó muchas dudas a la hora de replegarse defensivamente a las contras de Chelsea.

Oscar fue otro de los hombres destacados de la final, pero más por su nivel defensivo que ofensivo. Realizó un gran despliegue físico los 120 minutos con ayudas constantes a los mediocentros o a los extremos cayendo sobre las bandas. En ataque, por el contrario, apenas pudo aparecer, siendo únicamente utilizado en la salida en largo desde atrás.

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